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Por Charly Carreto
Mucho se ha dicho y escrito en estos últimos días, en relación al despido del director general de Vialidad, Ramón Sabás Jiménez Fonseca, dependiente de la secretaría de Movilidad, a cargo de Daniel Andrés Sibaja González.
Por un lado el caso inusual de que un director general, dirija un oficio a la gobernadora, señalando irregularidades en el quehacer de esa secretaria y en particular de las instrucciones que recibió y a través de quien o de quienes para firmar (autorizar) sobrecostos de más del 200% en obras del “fondo de infraestructura social para las entidades” (FISE), a lo cual rotundamente se negó, por no estar concluidas, ni por estar debidamente autorizados los sobrecostos.
Por otra parte la reacción (tardía), del secretario en cuestión, también a través de un oficio dirigido a la gobernadora, donde entre otras cosas, deja entrever que conoce a un “asesor externo” (y aclara que no existe normativamente) pero lo conoce, y se presume que dependía directamente del secretario.
En otra parte del oficio el secretario, señala “….administraciones neoliberales del pasado……” señalamientos que no vienen al caso, y que ni la misma gobernadora ha utilizado en su mandato. (Suena este lenguaje a culpar al pasado de su poca capacidad para atender y resolver lo que su cargo requiere)
También señala que el equipo de trabajo de la dirección general de movilidad tuvo observaciones por el OSFEM por deficiencias en la integración de expedientes de obra y que se erogaron indebidamente recursos públicos financieros, del año 2023.
La pregunta sería ¿por qué no actuó en su momento el secretario?
Pareciera que el secretario en cuestión no tiene o no sabe cómo comunicarse o tratar estos asuntos con la gobernadora, más que por oficio por ventanilla.
Nos consta que la gobernadora se presta al dialogo.
Nota: cabe señalar que la boda de Daniel Sibaja González, mereció el comentario de la presidenta de la República, por el lujo y costo con que se celebró (información de dominio público), lo cual es difícil suponer que con el sueldo que percibe anualmente dicho funcionario la haya podido pagar.
O ¿tuvo padrinos generosos? A lo mejor.
Hay cosas que no cuadran, lo que sí, es que ojalá “haya piso parejo”, para aclarar estas situaciones.
Se supone que los secretarios están para resolver los problemas no para llevarlos a otras latitudes. De salida: alguien lo tenía que decir.