Por María de Macorina
Iniciar este 2025 con una actitud positiva no solo es deseable, sino también una necesidad crucial e inaplazable, especialmente al enfrentar un desafío que no podemos ignorar: la salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya la urgencia de este tema, y aquí presento cuatro razones fundamentales:
- El inquietante aumento global de los trastornos mentales, que afectan al 25% de la población en algún momento de su vida.
- La presencia de síntomas depresivos de moderados a severos a edades más tempranas.
- Las enfermedades crónico-degenerativas, también llamadas enfermedades no trasmisibles, que mutan la estructura epidemiológica de diversos países.
- Y claro, los impactos emocionales de la más reciente pandemia, que siguen marcando nuestra realidad.
En este contexto, cabe preguntarnos si quienes ostenten cargos políticos este año, ya sea desde la Presidencia, los congresos con sus diputaciones y senadurías, las alcaldías y todos aquellos representantes del pueblo; todos, todos aquellos que fueron votados y favorecidos con el triunfo, ¿incluirán en su agenda a la salud mental como una prioridad? ¿Programas que promuevan el bienestar en escuelas, trabajos y comunidades que son esenciales para fortalecer la conexión social y prevenir riesgos?
Urge reforzar estrategias para identificar y atender factores que desencadenan trastornos mentales: bullying, violencia familiar, acoso, desigualdad económica, entre otros. Asimismo, es indispensable capacitar a quienes están en primera línea —maestros, líderes laborales, guías espirituales— para detectar y canalizar de manera temprana y efectiva casos de depresión, ansiedad, dependencia y los otros jinetes del Apocalipsis.
A nivel personal, debemos asumir nuestra corresponsabilidad: cuidar nuestra salud mental es un acto de autocompasión y fortaleza. Establecer metas realistas -aunque pequeñas- es clave para construir una vida más plena y equilibrada. Cada pequeño logro suma, alimenta nuestro autorreconocimiento y nos impulsa hacia nuevos desafíos.
Respiremos profundo. Pensemos en lo bueno. Hidratémonos, descansemos, comamos bien. Liberémonos de las ataduras del miedo y las dudas. Porque sí podemos, sí es posible, y sí vale la pena intentarlo.
Hagamos del 2025 el año en que decidimos cuidar lo más valioso: nuestra paz interior.