Arturo Zárate Vite
Los lazos entre mexicanos y españoles son entrañables, a pesar de lo que hagan o digan sus gobiernos.
Amistad tan sólida que se ha vuelto irrompible, está por encima de posiciones políticas y reivindicaciones ancestrales.
Cierto que la monarquía española debe una disculpa por la Conquista y los excesos cometidos contra los indígenas de nuestro país. Si la da o no, en nada afectará el aprecio que existe entre los dos pueblos.
Por eso nadie habla de rompimiento de relaciones, hay diferencias que los caminos diplomáticos pueden llevar a resolverlas.
Enfriados los ánimos, se puede dialogar, encontrar el punto de consenso y hasta lograr el gesto humilde de Felipe VI que cierre para siempre cualquier herida que aún no termina de sanar por el avasallamiento.
Y la idea de que las dos partes, México y España se pongan de acuerdo para que juntos ofrezcan disculpas a los indígenas, sería una salida salomónica. La deuda la tienen las dos naciones, porque después de la Conquista, nunca llegó la justicia plena para los vencidos.
Independientemente de lo que decidan, la fraternidad de ambos pueblos seguirá igual, porque comparten muchas historias y afectos, agradecimientos mutuos, convivencias e intercambios solidarios.
Los mexicanos que han viajado a España, donde se habla el mismo idioma, han constatado esa estimación genuina, real, sin hipocresías, amistad enraizada. Por algo hay allá poco más de 40 mil mexicanos residiendo sin el riego de malas caras o discriminaciones. Mantienen las puertas abiertas hasta para políticos y exgobernantes desacreditados.
Igual sucede con los españoles que vienen a México, nadie los recrimina, lo que encuentran es querencia, trato humano, respeto.
Españoles que hasta la fecha no olvidan a los más de 25 mil compatriotas que el general Lázaro Cárdenas decidió asilar entre 1939 y 1942 cuando huían de la guerra civil y el franquismo.
Así llegaron personajes como Luis Buñuel, Enrique Díez-Canedo, Ramón Xirau, Félix Candela, Pedro Bosch, José Giral, José Puche, Ignacio y Cándido Bolívar, José Gaos, Luis Recaséns y tantos otros.
Actualmente más de 160 mil personas con raíces españolas viven en el territorio nacional.
En materia comercial, España está convertido en el segundo inversionista extranjero en México, con participación en los sectores financiero, telecomunicaciones, infraestructura y servicios culturales.
Las ventas de México a España en julio de 2024 ascendieron a más de 113 millones de dólares.
Sin duda, son más las cosas que acercan a las dos naciones y sus pueblos, que motivos para distanciarlas.
La comunicación que existe entre los gobiernos, entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Pedro Sánchez sería de gran ayuda para superar cualquier contrariedad.
El tema pendiente es la disculpa de la monarquía que esta vez fue factor para que el gobierno entrante no extendiera la invitación al rey a la ceremonia del 1 de octubre en el palacio legislativo de San Lázaro y solo se la hiciera llegar al mandatario español que declinó con el argumento de que Felipe VI es jefe de Estado que no puede ni debe ser desdeñado.
Para los pueblos es una discrepancia que no les impacta y que puede resolverse a través del diálogo.
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