La lección que nos dejaron los sismos de septiembre de 1985 es que siempre debemos estar preparados para responder ante cualquier contingencia, para lo cual hoy contamos con más y mejor infraestructura, equipamiento, y, sobre todo, capacitación para servir a todas y todos los mexicanos con calidad y con la calidez que caracteriza a Cruz Roja Mexicana.
María Guadalupe Álvarez Olvera, Edmundo Rosas Ceballos y Jorge Javier Valenzuela Urbina, Veteranos de Cruz Roja Mexicana que participaron en los salvamentos de septiembre de 1985, coincidieron en señalar que la capacitación del personal de la institución ha sido fundamental para enfrentar los mayores retos y superarlos eficientemente en beneficio de todos los mexicanos.
A 39 años de los sismos de 1985, María Guadalupe Álvarez Olvera, Coordinadora Local de Veteranos en Cruz Roja Toluca, recordó la dura lección aprendida durante ese evento que marcó un antes y un después en la vida de todos los mexicanos, y señaló que la inclusión de las mujeres al servicio de emergencias ha transformado para bien a la institución.
“Antes decían que no teníamos la misma capacidad que los hombres, pero hoy hemos demostrado que podemos servir a la sociedad igual. Duré 8 años siendo la única mujer en Cruz Roja Toluca y tuvieron que darme oportunidad, y yo tuve que demostrar que podía con eso y más”, señaló.
Rememoró su labor en el sismo de 1985. “Fue mucho dolor, momentos muy amargos para todos los mexicanos; me asignaron al multifamiliar Juárez, donde tuve muchos rescates de persona -sin haber sido especialista entonces—, entre ellos dos niños vivos, me amarraban con una cuerda de la cintura y bajaba de cabeza, y así fue como saqué primero al niño y después a la niña”, relató la emoción que da el deber cumplido.
En tanto, Edmundo Rosas Ceballos, Veterano con 40 años de servicio en Cruz Roja Mexicana, recordó que llegó a la Ciudad de México el mismo día de los sismos, para lo cual dejó pendiente un examen en la escuela donde entonces estudiaba.
“Al llegar al lugar asignado la gente que estaba tratando de levantar escombros se abrió y nos dio el paso a nosotros, porque ellos confiaban en la Cruz Roja; afortunadamente logramos sacar con vida a una mujer que estaba embarazada, pero la trasladamos y ya no había cabida en ningún hospital, y fue cuando le dijimos al encargado de una clínica particular que nos ayudaran, y dio la orden: todo lesionado que traiga la Cruz Roja ingresa y lo vamos a atender sin costo alguno”. Así fue la solidaridad con Cruz Roja Mexicana, apuntó.
Jorge Javier Valenzuela Urbina, quien ingresó a Cruz Roja Mexicana en el año de 1980, recordó que su vida cambió totalmente después de aquel septiembre de 1985. “Ese día fue espantoso ver toda la Ciudad de México como una escena de guerra, todo lleno de polvo, todo hecho un caos, pero cuando llegábamos la gente suspiraba, se sentían aliviados porque llegaba la Cruz Roja, les volvía la esperanza”, dijo.
Señaló que de las grandes tragedias se aprende y Cruz Roja Mexicana ha sido un pilar en la construcción de la cultura de la Protección Civil, ahora la mayoría de la población sabe que debe estar preparada, participa en simulacros de sismo, “pero hoy como ayer la gente confía en Cruz Roja, porque sabe que salva vidas”, concluyó.