X @LouSunderland
6 de septiembre de 2024
El futuro a la puerta y parece que no habrá manera de detener que el segundo piso de la 4t reescriba la Carta Magna de 1917; los nuevos diputados estrenaron su cargo obedeciendo las órdenes que desde el Palacio Nacional les dio el que está a punto de dejar de ser el inquilino de ese inmueble, que es propiedad de todos los mexicanos.
Ahora, el país está en vilo, porque no sabemos quién miente: el oficialismo o la oposición. Unos dicen que ya cuentan holgadamente con los votos para aprobar en forma definitiva la reforma judicial y la destrucción de los órganos independientes que protegen a los ciudadanos; mientras, la oposición nos dice que serán firmes y que no votarán en favor de tal despropósito.
A López Obrador le falta un solo senador de oposición que traicione a quienes votaron por él y que confían que esta pesadilla se logre frenar el miércoles de la próxima semana, cuando sea la votación.
Adán Augusto López (Morena) ya está trabajando para que no se necesiten 86 votos a favor y solo sean 85, para que la reforma sea aprobada. La perversidad de los de la 4t en su segundo capítulo –bueno, eso es un decir, porque muchos repitieron en el Congreso-, es ilimitada y como están acostumbrados a hacer lo que les viene en gana, no sería de extrañar que lo lograran.
Pero no deja de ser descorazonante el desconocimiento que se tiene sobre lo que desde el día 1 de este mes, se está gestando en la 66 legislatura; la mayoría de la gente ni ve ni entiende lo que implicará si esto se concreta, incluso algunos ni escuchan las conferencias matutinas, solo les importa recibir los recursos que de nuestros impuestos se les dan por medio del Banco del Bienestar, que por cierto, está señalado en Estados Unidos como un banco que capta millones de dólares por lavado dinero.
La gente ni siquiera sabe lo que significa eso del dictamen y si es así, pues el que ahora se pretenda que el pueblo bueno elija a los Ministros, Magistrados y Jueces por medio de una votación pública abierta, se oye muy democrático, pero lo que no saben, es que únicamente los “palomeados” por AMLO podrán estar en la boleta, en otras palabras, solo los que estén en alineamiento con Morena podrán contender.
Además, no creo que a los que ese día les interese ir a las urnas, puedan entender por quién votar, porque como bien explicó el senador Ricardo Anaya (PAN), esta elección será como una tómbola en la que el 25 de junio del 2025, los electores recibirán 25 boletas, con 4 mil candidatos, dentro de los cuales se tendrá que escoger a 600 de ellos.
¿Quién podrá saber quiénes son aptos para ser Ministros de la Corte, miembros del Tribunal de disciplina de la Sala Superior, de los Tribunales especializados en materia económica y de competencia, en telecomunicaciones y radiodifusión, en los colegiados en materia civil, en la penal administrativa, jueces de distritos, del Tribunal de justicia local y ahora en la creación de un Tribunal que ya se le conoce como el de la santa inquisición, en el que a los mismos juzgadores que se indisciplinen y fallen en contra de los intereses del gobierno, lo destituyan, lo procesen y lo metan a la cárcel?
Todo esto está pasando, mientras López nos tiene discutiendo si queremos o no que la gente vote o que si Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, se mete en lo que le debe importar o no y nadie ve que el fondo del problema es otro.
No nos confundamos. Todos los que están en el Congreso, en el ala oficialista, se lo deben al presidente saliente y la Presidente entrante abona a la incertidumbre. No se puede saber si sus antecedentes científicos y académicos servirán para ordenar a México, o solo para que se quede en buenos deseos de los muchos que ya ansiamos la despedida de López. Pareciera que está maniatada y que solo le queda poner su mejor cara con una sonrisa cadavérica que, por cierto, le sale muy bien.
Ya veremos la próxima semana qué se escribe en este siniestro capítulo de nuestra historia, a la que le faltan desafortunadamente varios párrafos que no nos podemos imaginar cómo serán.
