CHARLY CARRETO
En días pasados la secretaría de Finanzas del gobierno del Estado de México envió algunas observaciones al Órgano Superior de Fiscalización pues existe la presunción de un desvío de recursos en la Secretaría de Educación.
Llegó la información a este columnista que los involucrados pueden ser el ex secretario de Educación Gerardo Monroy, el ex-titular del Instituto Mexiquense de Infraestructura Educativa Rafael Manuel Navas Camacho y el ex-titular de Servicios Educativos Integrados al Estado de México Guillermo Legorreta.
El OSFEM dice que hay la observación a los tres exservidores públicos en la administración de Alfredo Del Mazo Maza.
En caso de que se haga efectiva la observación quedaría más que claro que la Secretaría de Educación del Estado de México fue la caja chica del exgobernador, y es donde menos se transparentaron los recursos.
En algunas entregas hechas con anterioridad en esta misma columna se mencionó que todo lo que se manejaba en la Secretaría de Educación, era a través de proveedores provenientes de Puebla, incluyendo la compra de útiles escolares.
En la Administración de Alfredo Del Mazo se dio prioridad a proveedores foráneos que a los mexiquenses.
A esperar para saber en qué termina esta observación del OSFEM y si efectivamente la actual administración estatal toma cartas en el asunto.
DE SALIDA: A los directores de la actual administración estatal en su mayoría militantes de Morena, se les olvida que antes de ser servidores públicos, son seres humanos, pero tal parece que llegando al poder esto se les olvida.
Lo anterior porque hace unos días falleció el Director de Proyectos Orlando Moreno Martínez, cuando viajaba de su casa al trabajo, sufrió un infarto.
Pero resulta que a todos sus compañeros y subalternos de la dirección que el manejaba se les prohibió asistir al sepelio.
¿De qué están hechos los morenistas que ni siquiera para un caso de estos tienen sensibilidad?
Hay que recordarles que los cargos son prestados.
Hay que recordarles que cuando se llega al poder no se debe perder la sensibilidad.
Hay que recordarles que no son intocables, ni dioses, son empleados de los mexiquenses y a ellos se deben.