“Con el tiempo todo se descubre; las mentiras más ocultas, las razones más ciertas y las personas más falsas”
No podía fallar, las verdades, aunque tarden, siempre salen a flote y en esta ocasión la confirmación surge desde dentro de la misma administración a través de Rafael Barajas, el fisgón, responsable del instituto de formación política de Morena. La reforma judicial “puede marcar el punto de no retorno al viejo régimen”, dijo, “razón por la que no podemos dejar de empujar el plan “C” que tanto hemos trabajado en conquistarlo”, dijo el monero en cuestión, en otras palabras, dicha reforma nunca buscó garantizar una justicia libre de corrupción y apegada a derecho, sino a evitar perder el poder.
Nombrar a ministros y jueces afines tiene en realidad dos propósitos: uno, blindar a López Obrador y su familia de que en el futuro inmediato les finquen cualquier tipo de responsabilidad y que si ello se presenta, se les absuelva sin mayor problema, y dos, que este poder se atomice a tal punto que deje de ser en la práctica un poder autónomo para representar el papel de otra secretaria mas del Ejecutivo, donde se puedan revisar sus sentencias y enmendarlas si es el caso. Nos dirigimos, parece ser, a convertirnos en un régimen político autoritario donde las voces disidentes puedan ser intimidadas y silenciadas desde el poder como sucede en los gobiernos afines a la 4t, Cuba o Venezuela.
A los foros para la Reforma al Poder Judicial, Morena los ha convertido en mítines políticos donde se limitan las voces críticas y se privilegian las voces de quienes están de acuerdo con destruir esta instancia independiente. En realidad la decisión de aniquilarla ya ha sido tomada de antemano y no la van a cambiar ahora, el circo que han montado es más como un espectáculo para su público, que para evaluar las consecuencias que ello traerá y modificar las formas de hacerlo. En el inter, han pedido incluso la cabeza de la magistrada Piña por conducto de la muy cuestionada ministra Yasmin Esquivel, aquella de los escándalos por sus títulos académicos, argumentando que la presidenta del Poder Judicial, quien nunca se sometió a los caprichos presidenciables, es la culpable del nulo diálogo entre Poderes.
Solo falta un punto para concretar este proyecto destruccionista y es la calificación final de las elecciones por parte del tribunal en la materia, pero a diferencia de sus homólogos del Poder Judicial y su presidenta , que han enfrentado con agallas la encomienda, estos se han doblado a las presiones del Ejecutivo como lo muestra el último fallo donde en vez de promover un recurso de queja, como lo marca la ley, decidieron que el juez que había pedido se nombrarán a los dos ministros que faltan para que se integre correctamente el tribunal electoral, lo acusaran de estarse extralimitando en sus funciones y presentaron una acusación penal en su contra.
Esta sentencia no sólo ha determinado en los hechos que el TEPJF rompa con el Poder Judicial, con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino que viole el artículo 262 de la Ley de Amparo que a la letra expone penas de prisión para aquellos que no obedezcan un acto de suspensión, lo que determina que los magistrados electorales se pongan, por así decirlo, en una situación legal delicada, según lo ha expresado José Ramón Cossio, ministro en retiro.
Por lo pronto y si las cosas se siguen presentando como van y continúan desoyendo razones, tan pronto como el TEPJF califique las elecciones, y con ello dictamine favorable la sobrerrepresentación de Morena y aliados, resolviendo como quedarán compuestas las bancadas en el poder legislativo, Morena podrá, como adelantó el fisgón, estar en condiciones de aprobar de cinco en cinco, las reformas de la transformación con que pretenden darle otra cara a este país, la más lamentable e indigna de su historia.