Orlando Linares López
En los caminos y carreteras de México circulan unos 30 millones de automóviles y de ellos, al menos, siete de cada 10 no cuentan con póliza de seguro, así lo indica un informe emitido por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
El dato, más que revelador, es preocupante por la implicación de altos riesgos para el patrimonio de los propietarios y los posibles daños que, como conductores, pueden causar a otras personas o al entorno.
En nuestro país, una ley -que evidentemente no se cumple- establece que todo automóvil que circule en las calles o en carreteras federales, está obligado a tener al menos una póliza de seguro que, en caso de accidente, cubra la responsabilidad civil por afectaciones a terceros tanto a su persona como a sus bienes. Si un vehículo carece de dicha cobertura, el propietario es acreedor a una multa que va entre 2 mil y 5 mil pesos.
Más allá de infringir la ley y/o considerarlo como un gasto adicional, la falta de cobertura vehicular que ampare daños por algún siniestro puede llevar a situaciones complicadas en aspectos legales o de salud y, muchas veces, hasta pone en riesgo el patrimonio de las personas, sobre todo cuando hay situaciones fatales. Dicho sea de paso, a diario fallecen 12 personas como consecuencia de un accidente vehicular, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Por su parte, las empresas de seguros estiman que en choques no graves (daños materiales leves) le cuesta, en promedio, 28 mil pesos al responsable. Así que, enfrentar un percance sin tener seguro de auto, eleva la probabilidad de consecuencias económicas complicadas. Por ello se debe considerar al seguro de auto como una medida responsable que brinda seguridad financiera y tranquilidad tanto para los conductores como para terceros, en caso de accidentes.
Adicionalmente un seguro de auto brinda beneficios: protección financiera integral (en caso de un accidente, el seguro cubrirá los gastos médicos de las personas lesionadas, la reparación de vehículos dañados y otros costos asociados); cumplimiento legal (un seguro de auto es un requisito legal en México); tranquilidad y seguridad (disminuye la preocupación por los costosos gastos de un accidente o por posibles demandas de terceros involucrados en accidentes).
También: asistencia en el camino (los servicios de asistencia en el camino pueden ser invaluables en situaciones de emergencia); protección en caso de robo o pérdida total (en ambos casos el seguro podría cubrir el valor del automóvil); flexibilidad de cobertura (es posible elegir una póliza que se adapte a necesidades específicas y presupuesto); reducción de riesgos financieros (protege contra gastos inesperados ocasionados por accidentes, daños a terceros y situaciones imprevistas en la carretera).
Sin perder de vista que en nuestro país a diario ocurre un alto índice de accidentes de tráfico, la posesión de un vehículo conlleva obligaciones que van más allá de llenar el tanque de gasolina y seguir las señales de tráfico.
Aunque para muchas personas manejar un vehículo es una necesidad y para otras, implica gusto y lujo; en cualquiera de los casos, es necesario tener presente que, la seguridad vial es una responsabilidad compartida que requiere de adoptar hábitos de consciencia y previsión.