Ricardo Burgos Orozco
Hace unos días me tocó -por casualidad- subirme en la estación Zapata de la Línea 12 con un vecino. Íbamos hacia Ermita. Como mi amigo sabe que escribo sobre temas del Metro, me preguntó la razón por la cual hay líneas de la 1 a la 9, luego A y B y después la 12, pero no hay 10 y 11.
Le platiqué que si estaban contempladas las líneas 10 y 11, pero se ha retrasado su construcción y mientras más pase el tiempo va a ser más complicado que se hagan realidad. La Línea 10 debe correr sobre Insurgentes por donde circula el Metrobús; sus estaciones estarían ubicadas en Eulalia Guzmán, en el norte de la ciudad y en Cuicuilco en el sur, con correspondencia en Insurgentes, en la Zona Rosa, de la Línea 1, Revolución, de la Línea 2, con Buenavista de la Línea B, con Chilpancingo de la Línea 9 e Insurgentes Sur, de la Línea 12.
La hipotética Línea 11 se proyectaría en la zona de Santa Mónica, en el Estado de México, que concluya en Bellas Artes, en el centro, pero sería en una ruta elevada como la Línea 4 y parte de la 9. Tendría 19 estaciones con un amplio recorrido desde territorio mexiquense hasta el centro de la ciudad de México.
Se dice que los vecinos por donde se planean las líneas 10 y 11 se han opuesto desde un principio a la construcción del Metro por esos lugares. Así que no solamente es la intención sino también por una cuestión de social y política. Por eso los gobernantes actuales y seguramente los que vengan en las siguientes administraciones querrán evitarse problemas con la gente y prometer, pero a final de cuentas no construir.
Por eso en su lugar se han construido rutas de Metrobús, trolebús y existen otras alternativas de transporte, incluso peseras y taxis, aunque lógicamente el costo es mucho mayor para miles de personas con recursos muy limitados.
Cuando había mayores posibilidades presupuestales de construir más líneas del Metro se pensó por eso en denominar líneas A, de Pantitlán a La Paz, estado de México y B, de Ciudad Azteca, en el Estado de México, a Buenavista mientras comenzaban las obras de las líneas 10 y 11.
En el plan original para el Distrito Federal de aquel entonces se tenían contempladas otras cinco líneas después de la Línea 12, pero considero que eso va a ser poco menos que imposible por la falta de dinero y por las condiciones en las que se encuentra ahora la Ciudad de México. Algunos políticos han mencionado la posibilidad de ampliar el Metro hasta Xochimilco. Veremos si los capitalinos lo permiten.
Dicen varios trabajadores con quienes he platicado que nunca dejarían nombrar con el número 13 a una línea del Metro porque son muy supersticiosos. Esa es otro obstáculo para construir una nueva Línea.
Mi vecino y yo nos bajamos en la estación Ermita, pero seguimos platicando del tema del Metro unos minutos más. Prometió buscarme en otra ocasión para seguir la charla.