En muchas de las ocasiones nos enfrentamos a que algunos niños pueden dejar de bailar y cantar debido a una falta de confianza en sí mismos, el miedo al ridículo o la vergüenza puede disuadirlos.
Francisco “Pelos” Martínez
El baile y el canto son actividades creativas y expresivas que permiten a los niños liberar su energía, desarrollar su imaginación y expresar sus emociones. Estas formas de arte no solo son divertidas, o al menos eso pensamos, sino que también ayudan a los niños a desarrollar habilidades sociales, mejorar su coordinación motora y aumentar su confianza en sí mismos.
En muchas de las ocasiones, nos enfrentamos a que algunos niños pueden dejar de bailar y cantar debido a una falta de confianza en sí mismos. El miedo al ridículo o la vergüenza puede disuadirlos de participar en actividades que requieran expresión pública y si le sumamos la presión de los compañeros, la familia o la sociedad para seguir intereses más “serios” o “prácticos” a menudo puede desalentar a los niños de perseguir sus pasiones por el baile y el canto.
Es cierto que los cambios físicos durante la adolescencia pueden hacer que algunos niños se sientan incómodos con sus cuerpos y sean reacios a participar en actividades que requieran movimiento o exposición física. También, cabe considerar que la falta de recursos económicos puede limitar las oportunidades de los niños para explorar y desarrollar sus habilidades en estas áreas.
Pero ¿qué tiene que ver la Teoría de la mente con que muchos niños de pronto dejen de hacer cosas que parecía que les gustaba mucho, como cantar y bailar? La teoría de la mente se ha entendido como una capacidad que permite a los niños entender qué hay en la mente de otro niño.
Por ejemplo: se le muestra un juguete a un niño y después se esconde en algún lugar. Después, se hace pasar a la habitación a un segundo niño y se le pregunta al primero si este niño nuevo puede saber dónde está el juguete. Un niño de 3 años diría que sí; sin embargo, un niño de 5 años ya tendría la capacidad para saber que el segundo niño no tiene ni idea de dónde está escondido el juguete, incluso ni siquiera sabría si hay algún juguete, ya que nunca lo vio. Es ahí cuando se demuestra la capacidad del primer niño para ponerse en la mente del otro.
Entonces, el desarrollo de la teoría de la mente permite a los niños conseguir éxito en un mundo social como el nuestro, puesto que permite interpretar y entender la conducta de los otros e incluso el significado de las normas sociales, como lo mencionan los investigadores conductuales Bruner y Feldman. Es así como la teoría de la mente sería un precursor de las capacidades de empatía y toma de perspectiva. Lo que justificaría que a los niños más grandes no les agrade verse “ridículos” como quizás se considere a los más pequeños.
Sin embargo, esto nos da también la oportunidad para apoyar y alentar a los niños a seguir bailando y cantando, incluso cuando enfrentan desafíos o dudas. Aquí hay algunas formas en las que podemos fomentar el que sigan con estas actividades, incluso hasta perder el miedo al ridículo:
Primero, debemos proporcionar un ambiente seguro y de apoyo donde los niños se sientan libres de expresarse y experimentar con el baile y el canto sin miedo al juicio o la crítica.
Segundo, buscar oportunidades para que los niños participen en clases de baile o canto, ya sea en la escuela, en algunos coros o en línea, para que puedan explorar y desarrollar sus habilidades en un entorno para ellos seguro y de apoyo.
Siempre es importante reconocer y celebrar los logros y el esfuerzo de los niños, independientemente de su nivel de habilidad, para fomentar su confianza y motivación.
Y, por último: compartir la experiencia del baile y si se puede del canto, para modelar una actitud positiva y entusiasta hacia estas actividades para inspirar su interés y participación.
En resumen, el baile y el canto son formas de expresión creativa que pueden enriquecer la vida de los niños de muchas maneras. Es importante reconocer y abordar las razones por las que algunos niños pueden dejar de bailar y cantar, y trabajar juntos para crear un ambiente de apoyo donde todos los niños se sientan alentados a explorar y desarrollar sus habilidades en estas áreas.
Ahora sí, a pasarla de pelos.