Ximena García, publicado en YoSoyNoticias.mx
Nos han enseñado que la menstruación no debe verse, no uses colores claros, no te expongas a un accidente, si se nota que estás en tus días pueden utilizarlo en tu contra
Hablar sobre menstruación significa aún un tabú, lo que impide que sea digna. No sólo se trata de tener acceso a lo necesario a la gestión menstrual, sino dejar de ser señaladas por ello.
Recientemente en la Facultad de Antropología de la UAEMéx colocaron un dispensario de toallas sanitarias y tampones, elementos básicos para enfrentar la regla y con los que toda persona menstruante debería estar relacionada.
Pero el tema es tabú. No se puede llegar a la oficina y decir: tengo cólicos, nos han enseñado a ser personas funcionales pese al dolor que la mayoría de nosotras y nosotros experimenta.
Nos han enseñado que la regla no debe verse, no uses colores claros, no te expongas a un accidente, si se nota que estás en tus días pueden utilizarlo en tu contra.
Incluso hay parejas que evitan hablar del tema, lo vivimos aún con vergüenza cuando se trata de algo tan natural como bostezar, comer, orinar o tener comezón.
Es sorprendente, además, que apenas en 2021 se dejaron de gravar los insumos menstruales, porque eso sí, el impuesto rosa estaba a tope con los tampones, toallas, copas menstruales o cualquier aditamento de tu elección.
Pero pensar que hay quienes tienen hasta 20 mil pesos a lo largo de su vida para pagar por toallas sanitarias, es hablar desde el privilegio. Las mujeres en situación de calle, privadas de la libertad en cárceles, de escasos recursos o durante una emergencia sanitaria, atienden sus menstruaciones como pueden.
Algunas utilizan papel sanitario para evitar que la sangre, los coágulos y los fragmentos de endometrio lleguen a su ropa, otras utilizan camisetas o cualquier prenda con el mismo fin, como se hacía antes de la invención de los insumos desechables o la copa menstrual.
Y hablar de eso, tampoco está bien visto.
Ya no se hable de la higiene, cuando no hay agua, lavarse el cuerpo durante el periodo, no es una prioridad.
Por eso la gestión menstrual digna, que es el acceso gratuito y garantizado a insumos e higiene, pero sigue sin suceder. Incluso la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la recomendación 35/2021 para que el Estado garantice esto, pero ¿a poco ha pasado?
Tampoco se habla con seriedad del tema, en ninguna esfera, nos enseñan a tener que poder correr, trabajar, cocinar, nadar, atender y cualquier otra actividad, pese al dolor en los senos, los cólicos, los bajones hormonales… bueno, casi todo, porque no a tener contacto físico ni relaciones sexuales, no vaya a ser que el hombre se vaya a sentir, por decir lo menos, incómodo.
Hace falta mucho trabajo para tener empatía con quienes están menstruando, para que nosotras y nosotres nos reconciliemos con la menstruación, la abracemos y la veamos como cualquier otro proceso fisiológico.
Y de lo que se siente menstruar, dignamente o no, mejor hablamos en otra ocasión.