“Donde fuerza hay, derecho se pierde”
Refrán popular.
Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG
Desde siempre la relación entre México y Estados Unidos ha sido compleja y difícil de sobrellevar, tirante la mayoría de las veces, obligada por la colindancia geográfica, pero necesaria para ambas naciones que, junto con Canadá, dan vida a una de las zonas comerciales más importantes del mundo.
Esta convivencia ineludible les hace que, de tiempo en tiempo, tengan que analizar problemáticas que les son comunes y buscar soluciones a las mismas, la mayoría de las veces maquillando los acuerdos signados, aunque en el fondo nada cambia en realidad.
Sin embargo, hay momentos o circunstancias que obligan a las partes a dejar de lado las simulaciones y encarar los retos frontalmente como creo será el diálogo de alto nivel sobre seguridad, DANS, que México y Estados Unidos sostendrán estos días en nuestro país para establecer las prioridades de colaboración para el año 2024, año electoral para ambas naciones.
La comitiva norteamericana, encabezada por su secretario de Estado, Antony Blinken, arropado por el titular de Seguridad Nacional, del fiscal general y de la asesora de seguridad nacional norteamericana, entre otros, muestra el interés de la Casa Blanca por concretar respuestas a dos de los temas que en territorio estadounidense han acaparado la atención de su ciudadanía: el control de sus fronteras y la crisis del fentanilo que tantas muertes les ha provocado.
Merrick Garland, fiscal general de Estados Unidos ha adelantado que dicha reunión prioriza el desbaratar a los cárteles. Para comprender esta postura convendría considerar lo publicado hace apenas 2 semanas en una investigación dirigida por la Universidad de California donde destaca la proporción de muertes por sobredosis en EU, la mayoría por fentanilo, la cual asegura se ha multiplicado en más de 50 por ciento en poco más de una década. Una revista, Addiction, establece por su parte que en Estados Unidos hubo en 2010, 235 muertes por sobredosis, mientras que en 2021 se registraron 34 mil 429.
Esta problemática está siendo usada en los preámbulos de las campañas electorales por el partido republicano para desacreditar lo hecho por los demócratas, de ahí toda clase de bravatas que lanzan culpando a México por el desastre que tienen en casa y de paso sugieren aplicar acciones extremas para salvaguardar su integridad.
En México, por supuesto, el flagelo es peor: según un reporte de la ONG Semáforo Delictivo, 80 por ciento de los homicidios en el país están vinculados al narcotráfico. Aquí se mantiene una tasa de 28 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifra 5 veces superior a la tasa mundial de 6 homicidios por cada 100 mil personas.
Ante todo esto, Biden aún y cuando mantiene la mesura, ha buscado apretar las tuercas al gobierno mexicano exigiendo más cooperación y mejores resultados en el combate a los cárteles, sobre todo al de Sinaloa y al CJNG, a quienes culpa de introducir a su país el fentanilo que algunos han calificado como un arma de destrucción masiva. La administración obradorista por su parte ha optado por apechugar dichos señalamientos seguramente pensando que es mejor el regaño a la contraparte planteada por Trump de enviar misiles contra blancos fijos del narco o una intervención militar directa.
Estas propuestas injerencistas, propias de otro siglo, han sido rechazadas tajantemente no solo por México sino incluso en amplios sectores de los EU, han causado ya un daño importante al ser sembradas en el ánimo popular de aquella nación y alentadas en la plataforma del partido republicano buscando con ello votos que les permitan el regreso a la Presidencia.
Como quiera que sea, los acuerdos de esta reunión, obligada o no, bien pudieran marcar la pauta que la primer mujer presidenta en el país, gane quien gane, tendría que aplicar en la cooperación bilateral de Seguridad entre ambas naciones. Un pleito electoral bien pudiera derivar en un nuevo modelo para combatir el crimen organizado entre México y los Estados Unidos de Norteamérica, mucho más efectivo que lo realizado hasta el momento.