Roberto Vizcaíno
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La “unidad” en los partidos políticos en todo el mundo es muy precaria, frágil. Lo es más en los partidos en el poder. Y es que esa “unidad” depende esencialmente de las ambiciones personales de sus cuadros, personajes, principales.
Los hechos indican que la “unidad” partidaria prácticamente no tiene nada que ver ni con la ideología o sus estatutos, nada con sus programas.
Un hecho esencial en prácticamente todos los partidos es que por más que se hable y se promulgue la igualdad de derechos, y del predominio de la democracia, siempre habrá un personaje, un grupo, corrientes familiares, históricas que dominen el reparto de candidaturas y del poder.
Hoy todo esto y más se expresa en Morena. Hoy el partido en el poder vive un tornado interno que amenaza con arrasarlo todo.
Casi 300 aspirantes se apuntaron la semana pasada para competir por las 9 candidaturas de Morena a las gubernaturas y Jefatura de Gobierno de la CDMX, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Todas se resolverán vía encuestas a las que nadie tiene confianza porque han visto que en los años anteriores solo han servido para que desde Palacio Nacional se designe al o la candidata.
Encima de eso todavía ha habido en estos días quienes en la pelea por esas nominaciones han logrado meter zancadillas a sus oponentes para dejarlos fuera del sondeo.
Así ha ocurrido en Chiapas donde excluyeron al presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, a Eduardo Ramírez y en Puebla, donde Ignacio Mier, coordinador de la mayoría de Morena en San Lázaro logró descartar de la lista de contendientes a su primo el senador Alejandro Armenta.
No son casos exclusivos. En todas las gubernaturas en juego hay líos entre los aspirantes morenistas y de estos con la dirigencia de su partido… y con el Presidente Andrés Manuel López Obrador a quien ven como el principal enemigo suyo que pone y quita a su antojo sin tomas en cuenta ni militancia ni lealtad.
La principal querella la encabeza hoy el excanciller Marcelo Ebrard quien ha emprendido una batalla que para muchos es una locura por demás imposible de lograr: la de pretender que AMLO acepte que hubo un super-cochinero de patrañas y fraudes, uso de muchísimos millones de pesos y de programas de Bienestar para sacar adelante contra viento y marea y sin importar esconder el dedo en la Interna de Morena la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum.
Un pleitazo de consecuencias muy predecibles se da en la Ciudad d México donde una decena de morenistas se sentían con derechos y posibilidades y Claudia decidió imponer la candidatura de su Jefe de Policía, el joven Omar García Harfuch que no solo no cuenta con militancia sino que proviene de un padre y un abuelo muy cuestionados, de Javier García Paniagua y el general Marcelino García Barragán.
Por imponer a Omar, en la candidatura a la Jefatura de la CDMX fueron echados al basurero personajes como Ricardo Monreal, el cuestionadisimo Hugo López Gatell, Clara Brugada, Lázaro Cárdenas Batel, Gerardo Fernández Noroña y veinte más.
Todos ellos derramarán su frustración en contra de quienes fueron finalmente postulados para mostrar con su derrota electoral que los impuestos no eran la opción más conveniente.
Todos esos casos, pleitos internos, frustraciones mantienen hoy en el borde del abismo a Morena.
Este efecto en los estados en juego es muchísimo más impactante por aquel principio de que en pueblo chico el infierno es más grande.
La fractura -similar a la de un jarrón chino que se parte en miles de pedacitos- es de tal tamaño y profundidad de que será difícil que Mario Delgado, la disque dueña del bastón de mando Claudia Sheinbaum, o el líder histórico de la 4T el muy popular pero cada vez más disminuido presidente Andrés Manuel López Obrador puedan sacar adelante.
Menos aún si no están acostumbrados a negociar, a ceder, a reconocer por aquí o por allá que la mejor solución es otro y no el que tratan de impulsar solo porque el tabasqueño quiere que sea “ese que la encuesta dice que ganó”.
TAIBO II PONE LA ALERTA Y DELGADO LA ALARMA
Al conmemorar el 2 de octubre y celebrar el 12 aniversario de Morena, con Claudia Sheinbaum como personaje central, el escritor Paco Ignacio Taibo II, hoy director del Fondo de Cultura Económico, del grupo duro de Morena, recordó los errores vividos por los militantes de Morena que pertenecieron al PRD para pedirles que no vuelvan a incurrir ahora en esos errores, de buscar primero la chamba o de agruparse en tribus internas.
Dijo:
“… tenemos que apretar la marcha, tenemos que volver a este partido de nuevo, el partido del pasado, de la memoria, de no cometer los mismos errores. De construir por delante el servicio al pueblo…
“Necesitamos sacudir a este partido (a Morena), volverlo a poner a leer, a discutir, a pensar y a generar pensamiento crítico. Queremos gobernar, pero no solo para gobernar, sino para darle un contenido a la manera de gobernar, y la manera de gobernar es clara y está marcada, es ‘primero los pobres’”, dijo.
En ese mismo evento, Mario Delgado advirtió por su parte que Morena está en la disyuntiva de proseguir con la 4T, de sobrevivir al reto del 2024 o dividirse, “pensando que la lucha es por cargos y no por causas”.
“La pregunta es: ‘somos realmente la generación que estaba lista para trascender a las siguientes generaciones… o nos vamos a dividir, nos vamos a confundir pensando que la lucha era por cargos y no por causas’”.
La batalla interna es por la candidatura para la presidencia, para las 9 gubernaturas, las 500 diputaciones federales, las 128 senadurías, cientos de candidaturas alcaldes -esencialmente las 16 de la CDMX-, y miles de diputaciones locales.
A ver si sobreviven. Si los dirigentes y la candidata presidencial del Frente Amplio por México no aprovechan esto, pues cometerían el error más grande de su vida, digo yo.