Orlando Linares López
La importancia del dinero y su mal manejo son de las principales preocupaciones que afectan la salud física y emocional de millones de mexicanos, por lo que urge fortalecer la salud financiera que ayude a mejorar la calidad de vida.
En México, la falta de educación financiera, la deficiente planeación de gastos y el nivel de deudas genera constante estrés, según lo indica el reporte de Bienestar Financiero 2023, realizado por diversas empresas y especialistas en recursos humanos.
Al respecto, se destaca la prioridad de educar a jóvenes y adultos sobre el manejo prudente del dinero ya que, de acuerdo con las estadísticas, el 51% no sabe cómo gasta su dinero; uno de cada cinco destina más de la mitad de su ingreso mensual al pago de deudas y el 32% no ahorra nada para su etapa de retiro, por mencionar algunos datos.
Esto denota que en la sociedad mexicana hay mucho por hacer para aumentar los conocimientos financieros que ayuden a aminorar consecuencias adversas para las personas.
Por tanto, es trascendental la inclusión de la educación financiera en la formación de niños y jóvenes a fin de fomentar hábitos que les permitan llegar a la edad adulta con mayores recursos cognitivos para una mejor planeación del porvenir y un desarrollo personal sin la preocupación en este tema.
A decir de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “la educación financiera es un proceso donde se adquiere una mejor comprensión de los conceptos y productos financieros y se desarrollan habilidades para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades que ayuden al bienestar”.
Considerando que muchos de los conocimientos adquiridos en la infancia determinan la relación de las personas con su entorno, es necesario inculcar los buenos hábitos financieros. Lograrlo, según los expertos, no requiere métodos avanzados, bastan comenzar con pequeñas acciones encaminadas a enseñar que la prosperidad financiera, más que un asunto de suerte, es un proceso de buenas decisiones.
En el caso de los jóvenes, la importancia de la educación financiera radica en el fomento del buen uso y manejo de sus ingresos económicos, aprender a distinguir entre gastos prioritarios o gastos superfluos, alentar el emprendimiento e inversiones basadas en el ahorro sistemático y aprender a manejar capitales, por mencionar algunas acciones.
Experiencias de países que han implementado la educación financiera en su sistema educativo básico –como Dinamarca, Finlandia, Noruega, Estados Unidos, Francia, Australia e Inglaterra- indican un impacto positivo en los jóvenes e incrementan el ahorro, una mejor toma de decisiones y disminuyen sus niveles de endeudamiento.
Hoy en día las personas que no conocen ni entienden el funcionamiento de los diferentes productos y servicios financieros están propensas a incurrir en costos excesivos e innecesarios; en otro extremo, aquellas personas educadas financieramente encuentran en la banca un aliado para concretar beneficios.
En México, algunas instituciones educativas en conjunto con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), promueven contenidos de educación financiera y buscan contrarrestar que, al no ser una enseñanza primordial en la Educación Básica, la Media Superior o en las universidades, los jóvenes desconozcan el uso de los servicios financieros y su correcto funcionamiento, situación que genera caos en sus finanzas personales y que, muchas veces, se prolonga a la edad adulta.
En esos esfuerzos, la Condusef distribuye en escuelas públicas las Guías de Educación Financiera para Primaria y Secundaria, además, dispone del sitio “Educa tu cartera”, donde ofrece cuadernos, cápsulas informativas, consejos, videos, etc., con distintos temas, entre ellos: presupuesto, crédito, inversión, ahorro, seguros, remesas, retiro, los cuales están enfocados a niños, jóvenes y adultos. De esta manera ayuda a fortalecer los conocimientos para tomar mejores decisiones financieras.
Por su parte, el Banco de México ha desarrollado un modelo pedagógico basado en el aprendizaje de competencias, para ello genera contenidos apegados al perfil de las poblaciones destinatarias, así como un amplio sistema de medios y recursos.
Más allá de créditos o inversiones, la educación financiera, es saber cómo manejar el dinero, dónde emplearlo y administrarlo de manera correcta, de ahí que sea primordial la implementación de cursos y materias para lograr una salud financiera en el largo plazo. Asimismo, en los espacios familiares y de convivencia diaria es necesario crear hábitos y valores sin importar el tamaño de cada patrimonio porque, en lo financiero, más que el dinero, lo que genera seguridad y confianza, es la manera en cómo lo administramos.