Información de Cadena Política
En medio del acelerado avance tecnológico que caracteriza nuestra época, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) enfatiza la necesidad de no perder de vista el propósito fundamental de las nuevas herramientas tecnológicas: servir como complemento y no como sustituto de la interacción humana, especialmente en el ámbito educativo.
Uno de los temas que ha generado mayor preocupación es el uso de teléfonos celulares en el entorno escolar. Si bien es cierto que algunos argumentan que el manejo fluido de estos dispositivos puede indicar una mayor agilidad en el aprendizaje, se ha demostrado que dicha habilidad no necesariamente se traduce en el tipo de conocimiento que se busca promover en las aulas.
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, ha resaltado la distracción que los smartphones representan para el proceso de aprendizaje. Sorprendentemente, solo una minoría de países, menos del 25%, ha establecido restricciones sobre el uso de celulares en las escuelas hasta la fecha.
El informe “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, presentado por la UNESCO, argumenta que la educación no debe basarse en exceso en la tecnología, y que los beneficios de su uso se desvanecen si no se complementa adecuadamente con la guía de un docente calificado.
Cabe destacar que cuando se habla de tecnología en el contexto educativo, no solo se refiere a computadoras y dispositivos similares, sino también a los teléfonos móviles. En muchos casos, los gobiernos han intentado promover la educación repartiendo computadoras e instalando internet en las escuelas, pero en el caso específico de los celulares, su presencia puede ser considerada más una distracción que un apoyo al aprendizaje.
Varios países ya han adoptado medidas al respecto. Francia, Países Bajos e Irlanda son ejemplos de naciones que han prohibido el uso de celulares en las escuelas. Además de la distracción que representan, la UNESCO señala que su uso fomenta el bullying y el ciberacoso, por lo que la prohibición también busca salvaguardar la integridad emocional de los estudiantes. Irlanda, por ejemplo, ha establecido que los niños menores de 12 años no deben tener su propio celular. Esta medida ha sido bien recibida por algunos, quienes consideran que permite a los niños ser niños y evita que se vean sometidos a la presión social y al acoso en línea.
El pueblo irlandés de Greystone ha prohibido celulares tanto en las aulas como para los menores de 12 años en general, observando una reducción en los niveles de ansiedad entre los más jóvenes.
Por su parte, Países Bajos también ha optado por la prohibición de celulares en las escuelas. El ministro de educación holandés, Robbert Dijkgraaf, argumenta que los dispositivos móviles son una perturbación que dificulta la concentración y el proceso de estudio, apoyándose en investigaciones científicas que respaldan esta postura.