noviembre 23, 2024

Historias en el Metro: Qué chula es Chiapas

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Ricardo Burgos Orozco

Volví a ir a la estación Viveros después de casi dos años. Hace unos días iba hacia Universidad de Centro Médico, de la Línea 3, y pensé que tenía tiempo para visitar nuevamente ese lugar tan emblemático dedicado a la Seva Lacandona y en general al estado de Chiapas, tan hermoso y de tan bellos recuerdos cuando era reportero de Deportes. Quise dar una vuelta porque en los días recientes he estado leyendo que los chiapanecos no están pasando por un buen momento social.

El nombre de la estación ahora es Viveros/Derechos Humanos. Representa una planta que brota de unas manos convertidas en palomas; las manos son parte del símbolo original de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México cuyo edificio está enfrente.

El espacio de Viveros representa una selva. El apoyo para poder instalar este lugar tan especial fue de parte de Fundación Azteca, que invirtió hace aproximadamente seis años dos millones de pesos y otro tanto fue de apoyos de particulares, con el impulso de Sandalio Sainz de la Maza, funcionario del Sistema de Transporte Colectivo en su momento, ya fallecido.

Recuerdo que la primera vez que estuve en la estación, andaba perdido hasta que le pregunté a un policía donde está la selva lacandona de la que me habían hablado y por la cual me decidí a visitar la terminal. Pensé que había un salón especial, pero no, cuando pasas la única entrada, caminas a los torniquetes y desde ahí ya observas la simulación de una selva, con letreros que te van explicando el significado y la riqueza de aquella región chiapaneca.

Hay dos mil 100 metros cuadrados de imágenes referentes a la selva en pasillos, escaleras y paredes. Lo más atractivo es un puente colgante de más de doce metros donde se ven, en muñecos de tela, serpientes, monos y ocelotes. En otra zona, vemos un jaguar, un tapir, guacamayas y un matapalos, un árbol de más de cinco metros de altura.

En la selva lacandona hay infinidad de especies en extinción; por eso Fundación Azteca y Sandalio Sainz se decidieron a colocar este santuario en miniatura para recordar a la gente que necesitamos cuidar esa región y bueno, a final de cuentas, todos los lugares en donde exista el peligro de degradación animal y vegetal.

Chiapas es uno de los estados con mayor riqueza natural. Su gente también es muy especial por su cultura y sus costumbres. Recuerdo alguna ocasión cuando yo trabajaba en comunicación social de la secretaria de Salud, el titular era Julio Frenk Mora, un hombre muy preparado, doctor egresado de la Universidad de Harvard. Él visitó un día Tuxtla Gutiérrez y en un evento, cuando habló, mencionó: Amigos de “Chapas”; una persona del auditorio lo interrumpió delante de toda la gente y le dijo: “mire, señor secretario, nos han saqueado, nos han explotado, nuestra gente ha sufrido mucho por tantas invasiones y discriminación, nos han robado…pero yo le pido de favor que no venga usted a robarnos la I de nuestro estado: somos CHIAPAS. Frenk, apenado, rectificó y prometió jamás olvidar esa lección.

Salí de la estación Viveros/Derechos Humanos con mis recuerdos de varias visitas a Chiapas: — el Cañón del Sumidero, las Lagunas de Montebello, Pijijiapan, Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo, San Cristóbal de las Casas — el cariño para su gente y la firme intención de cuidar el medio ambiente, la flora y la fauna, en todo lo que pueda.

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