Oscar Glenn
Así, como en esta expresión que tiene equivalencia para muchos mexicanos a un “accidente afortunado”, así parece estar creciendo la imagen de Xóchitl Gálvez como aspirante a la Presidencia de México.
Asimismo “sin querer queriendo” al persistir la senadora panista en las confrontaciones con el presidente López Obrador, con su estilo desenfadado y cuasi travieso, pero complementado con conocimiento y agudeza sobre las implicaciones del gobierno y de las leyes en la administración pública, logró que el mandatario la situara entre sus principales adversarios y se enganchara en un diferendo donde acabó por ningunearla y le dio oportunidad de situarse como la víctima de los desplantes presidenciales, que se consolidaron a partir del día en que decidió negarle su derecho de réplica en el “sagrado” espacio de la mañanera.
Sin querer queriendo, siendo el mandatario un “ajedrecista” destacado de la política, a quien muy pocos hoy pueden presumir haberle ganado una partida en los últimos cinco años, con un desaire inyectó energía inusitada y gran notoriedad a una persona a quien hoy se sabe, respetó y trató de tener en su equipo sin conseguirlo.
¿Recuerdan a alguna persona con aspiraciones que se hubiera situado en el “ring” con el mandatario por su propia iniciativa y le hubiera ganado claramente al menos un “round” mediático consiguiendo simpatías adicionales? ¿Recuerdan a alguien que se levantara antes que él para dar un mensaje y acabar sonriendo con ganas, divertida y entusiasmada?
Sin querer queriendo, se deja ver de sonrisa fácil, autoestima y seguridad en sus cualidades, asumiendo sus limitaciones, buscando soluciones ingeniosas, vanguardistas y prácticas a sus desafíos, en quien aparentemente no es fácil hacer mella con insultos o calumnias que parecen resbalársele, intentaba ser Gobernante de Ciudad de México y encontró que la puerta de Palacio Nacional le sirvió más cerrada que abierta para arrebatar la narrativa monopolizada.
Se ganó buen espacio para su análisis de caso en la mañanera de este lunes por encima de cualquier otro tema, y ya le extendió el Presidente el certificado verbal de abanderada de la oposición, en lo que pareció ser más un intento preocupado de desacreditarla, mientras ella anda buscando de buena gana cumplir los requisitos para inscribirse en el proceso de selección del Frente Amplio Opositor del que poco a poco se han ido descartando otros “figurones”.
Todo suena idílico hasta ahora para ella, pero debe aprovechar el proceso diseñado por el frente opositor para mostrar sus hechuras. Ojalá haya buena competencia, pues ya le puso a la contienda un ingrediente que no tenía.
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