Ricardo Burgos Orozco
Hace unos días anduve por el sur de la Ciudad de México, cerca de las estaciones Zapata, de las líneas 3 y 12, y Hospital 20 de Noviembre, de la Línea 12. Al pasar frente al enorme complejo médico del que lleva el nombre el Metro, quedé impresionado de su tamaño y me imaginé el número de personas que debe trabajar ahí para poder atender a miles de derechohabientes del ISSSTE o Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.
El Hospital 20 de Noviembre es uno de los centros médicos más grandes de la Ciudad de México. Fue inaugurado por el entonces presidente Adolfo López Mateos en 1961. Dicen que ahorita este lugar puede presumir que cuenta con los equipos más modernos para atender diferentes padecimientos.
Este centro atendió a miles de personas con Covid durante la emergencia sanitaria. Aquí trabajan todos los días cientos de médicos, muchos de los mejores del país, así como personal de enfermería d primer nivel. Lógicamente, no todo es perfecto, sé que hay muchas fallas como alguna ocasión que un familiar quiso hacerse un estudio de oncología y el aparato especializado no funcionaba porque, imaginen, le faltaba una pequeña pieza que deberían traer de Estados Unidos y así habían pasado meses.
Lo mejor de este hospital es que es uno de los más céntricos y mejor ubicados de la república. Se encuentra sobre la avenida Félix Cuevas, en la colonia Del Valle de la Alcaldía Benito Juárez, entre la avenida Coyoacán y la calle Roberto Gayol. Si quieres llegar en Metro te bajas en la estación Hospital 20 de Noviembre; al salir te encuentras con la entrada.
Unas calles antes está la estación Zapata que conecta con las líneas 3 y 12. Más adelante está la avenida Insurgentes y otra estación del Metro de la Línea 12, Insurgentes Sur. También está en Metrobus que cruza toda la avenida desde Indios Verdes hasta el Monumento al Caminero, donde inicia la carretera a Cuernavaca. Por supuesto, por Félix Cuevas circulan otros transportes como trolebuses y peseras.
Según el arquitecto Miguel Adriá, el Hospital 20 de Noviembre es una de las 25 obras más significativas de la arquitectura mexicana del Siglo XX.
Afuera del hospital platiqué con algunas personas que tienen familiares internados en este sitio. Dicen que en general la atención es buena. Se quejan de la restricción de las horas de visita, que a veces no hay médicos suficientes para las necesidades que se deben atender y, sobre todo, de la falta de medicamentos especializados para sus enfermos.
Alaban que los doctores ahí hagan mucho con lo que tienen. Una señora me comentó que estuvo en una cita externa y la doctora, especialista angióloga, le ofreció disculpas porque no tenían batas y tuvieron que colocarle encima, en la mesa de revisión, una especie de manta.
Eso sí, los familiares deben esperar afuera del hospital noticias de sus enfermos, no se pueden quedar con ellos en la noche como sucede en una clínica privada y está prohibido el uso de celulares. Algunas cosas por otras en este centro médico de primer nivel.