Redacción México Político
Con la finalidad de generar nueva tecnología que, por un costo accesible, contribuya al cuidado del bienestar de la población, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollaron un mecanismo que, a partir de rayos láser, permite estudiar el movimiento y determinar la presencia, ausencia y la concentración de partículas orgánicas en la atmósfera, incluidos virus, bacterias y contaminantes, que afectan la salud del ser humano.
El mecanismo funciona a partir de estructuración de luz láser, con lo cual es posible alertar sobre la conveniencia de realizar actividad física al aire libre; las posibilidades de esta tecnología es que los sensores podrían colocarse en consultorios médicos y centros hospitalarios para medir la calidad del aire y la concentración de agentes patógenos, y con ello, autoridades y sociedad, tomar las medidas pertinentes.
Estos sensores que detectan nanopartículas en la atmósfera, es un proyecto de investigación encabezado por Carlos Torres Torres, experto en física experimental, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esime), Unidad Zacatenco, y tiene como objetivo “medir la calidad del aire y calcular la concentración de agentes patógenos. Además, permiten identificar la expresión de alguna molécula dentro de una vacuna”.
Los biosensores tienen múltiples aplicaciones, de acuerdo con el doctor en Ciencias de Óptica, ya que podrían incorporarse en relojes inteligentes para alertar -con base en la concentración de contaminantes- sobre la conveniencia o no de realizar actividad física al aire libre y la hora más adecuada para ejercitarse. “Se trata de transformar el conocimiento básico en ciencia aplicada y a partir de ahí realizar aportaciones tecnológicas”, comentó.
“Los agentes patológicos o contaminantes se integran por partículas nanométricas, cuya dinámica de desplazamiento implica giros como el de los cuerpos celestes, por lo que al caer forman una figura geométrica similar a una espiral. Su movimiento está regulado por la temperatura y la propagación del calor: caen hacia un lugar frío, como nosotros caemos hacia la fuerza de gravitación”, explicó el también integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
El prototipo desarrollado con esa premisa, apoyado por su equipo de trabajo, se basa en la teoría del caos, ya que la trayectoria, precipitación y movimiento de las partículas en estudio no es lineal, sino inestable. Detalló el coordinador de nodo en Esime de la Red de Nanociencias del IPN, que funciona de acuerdo con las condiciones ambientales y cuenta con un fotodiodo sensible a la incidencia de luz pulsada, que se enciende y apaga según la cantidad de partículas presentes en la atmósfera.
“Es un círculo de información. En el momento que aparecen o desaparecen las partículas se activa el sistema y desde el fotodiodo se envía la información a la computadora, en donde interpretamos los resultados. Dependiendo de la figura que se forme sabemos si hay presencia o ausencia de partículas”, concluyó.