Luis Sunderland Méndez @LouSunderland
El fin de semana anterior surgió la noticia de que en gira por la ciudad de Mérida, a López Obrador le había dado un malestar debido a un tercer contagio de Covid y que, por tal motivo, había sido trasladado a un hospital de la Ciudad de México a cargo de la Secretaría de la Marina, utilizando una aeronave militar. La noticia siguió avanzando en las redes sociales, despertando todo tipo de especulaciones y el lunes, en La mañanera, trascendió que ya se encontraba en el departamento que se acondicionó en nuestro Palacio Nacional. También se dijo que convalecería unos días y que para el fin de semana ya estaría de regreso en sus actividades normales.
Todo lo anterior pasó en medio de un exceso de yerros informativos por parte del vocero oficial y de los secretarios de Gobernación y de Salud, que solo demostraron que para lo que sí son profesionales es para la mentira y para navegar con bandera de tontos. Ahora entendemos que todo ese borlote fue con el único objetivo de crear un océano de desinformación en el que caímos todos, para que no nos diéramos cuenta que los cambios a diversas leyes ya estaban en el Palacio Legislativo para su aprobación. Pareciera que se está acabando la administración, porque la consigna era derribar mucho de lo poco que nos queda en México de las instituciones que hemos logrado fundar para la vida democrática nacional.
Este gobierno de la 4t -el más opaco en los últimos 50 años-, trata de esconder su oscuro motivo para aniquilar de una buena vez los logros que la sociedad mexicana ha fincado en los últimos años. Esta prisa bien pudiera deberse a que se avecina la renuncia de López Obrador para poder él dirigir personalmente la campaña de alguna de sus corcholatas, dejando que alguno de sus títeres termine la administración.
Mientras nos tenían dormidos con el tema de su salud, en la Cámara de Diputados se aprobó -en un auténtico golpe de Estado por el legislativo, sin ningún análisis, sin tomar en cuenta a las comisiones y sin cambiarle ni una coma-, una batería de iniciativas que derrumban instituciones democráticas; ahora, los legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), pretenden hacerlo de la misma forma en la Cámara alta; aún no lo han conseguido, porque los senadores de la oposición tienen bloqueado el recinto para presionar que primero se nombre al menos uno de los consejeros del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), aun cuando este viernes, el mismo presidente reiteró sus deseos de desaparecer a la institución.
Estos cambios llevan la finalidad de saquear los recursos que por ley le corresponden a cada institución diezmada. Ya desaparecieron a la Financiera Rural y, con ella, el desarrollo del campo mexicano que de por sí estaba abandonado. Su aberrante creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que sustituyó al Seguro Popular y que sirvió solo para desaparecer 500 mil millones de pesos. Ahora, casi 50 millones de mexicanos estarán sin atención y seguridad en materia de salud. En adelante, será el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS Bienestar) el encargado. Desaparecieron al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), para que las asignaciones de apoyos a los estudiantes sean directas, sin la intermediación de coordinadores, asociaciones, fundaciones o instituciones académicas o de la sociedad civil. Ahora el gobierno decidirá qué, quién, de qué manera y para qué se hará la investigación científica. Lo más terrorífico es que todo quedará en manos del subsecretario Hugo López Gatell. Cabe recordar que hoy restringen la producción del fentanilo terapéutico, dejando a quienes lo necesitan como anestésico, como por ejemplo los niños con cáncer, sin posibilidad de tener el medicamento.