Por Luis Sunderland Méndez 24 de febrero 2023
@LouSunderland
El domingo 2 de junio del 2024 se efectuará en México una jornada electoral sin precedente, muy grande, su importancia estriba en que no solo elegiremos al próximo presidente que gobernará a México por dos mil 131 días a partir del 1 de octubre de ese mismo año, sino que además en esa votación se elegirá a los 128 que conformarán al Senado de la República, a los 500 diputados del Congreso Federal, a nueve gobernadores, 30 congresos locales y a casi la mitad de los presidentes municipales, con todo y sus regidores y síndicos del país; hay cálculos de que cerca de 95 millones de mexicanos integraremos el Padrón Electoral.
Eso no es lo grave, porque nuestro Instituto Nacional Electoral (INE) está debidamente preparado a enfrentar esa monumental elección. Por eso los mexicanos necesitamos que esa jornada se lleve a cabo como desde 1997 han sido todos los procesos electorales que hemos tenido, cuando con un enorme
esfuerzo logramos quitarle al Ejecutivo federal la organización de las elecciones y ponerla en manos de la ciudadanía de todo a todo.
En estos momentos podemos decir que en cuestión electoral somos un país democrático, gracias a los partidos políticos que en aquel entonces formaban la oposición, pero es vital que valoremos la verdad y veamos que, a pesar de lo ganado, todos los gobiernos que hemos tenido en este periodo de casi 27 años –
incluyendo desde luego el actual-, no han sido modelo de perfección y moralidad, porque en todos ha reinado el terrible mal que padecemos los mexicanos: la corrupción en todos los niveles en el ámbito político, federal, estatal y municipal.
Sería una falacia esperar a que el presidente y el resto de los servidores públicos llegaran y solucionaran todos los problemas que enfrentamos; creo que todos los gobiernos en el mundo cometen errores, algunos muy serios, otros no tan importantes, pero cuando se tiene a uno que logra hilvanar no solo errores, sino abusos, delitos y ocurrencias, y contados aciertos que ni impactan a la sociedad, es difícil no observar a gobiernos de otros países que logran un mayor número de decisiones positivas que negativas y compararlo con el nuestro. Esos gobiernos son los que hacen que las economías crezcan y se propicien beneficios para la sociedad; ellos tienen respeto a la ley y cuidado con las instituciones.
Aquí es donde nos brinca la urgencia, López Obrador ya no solo tiene cansada a la mayoría de la sociedad civil mexicana, sino asustada; algunos vemos que estamos muy lejos de tocar el fondo -este todavía tiene mucha profundidad- y no se quiere por nada del mundo que sigamos descendiendo. Veamos los ejemplos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, por mencionar algunas de las naciones
hermanas latinoamericanas.
Ese es el fondo por el que debemos proteger a nuestro INE, para que en el 2024 podamos ejercer nuestro voto con toda la confianza, porque hay una institución profesional que organiza, nos recibe, cuenta nuestros votos y proclama al ganador, porque si fuera el mismo partido que nos gobierna ahora, lo
aceptaríamos -así es en las democracias-, pero ver que el gobierno y ese partido literalmente se roba las elecciones, ya sea porque estén atrás de su organización o al amparo del crimen organizado, sería terrible que pasara. Los próximos 30 años estaríamos lamentándolo.
Millones de mexicanos estamos a punto de enfrentar el domingo 26 otro gran reto en la Ciudad de México y en más de 80 ciudades en el territorio nacional y en algunas ciudades del extranjero; tenemos que romper la marca de un millón 200 mil personas que ya marchamos defendiendo al INE en octubre pasado, y prepararnos porque desafortunadamente esto no acabará el domingo.
No es que “ya fuimos al plantón y con eso se logró el cometido”. NO, el reto es sostener el esfuerzo, porque en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se necesitará que por lo menos ocho de los 11 ministros dictaminen la inconstitucionalidad del Plan B. Esto solo pasa en México, no es la mayoría
simple, o sea, la mitad más uno, sino calificada, y López tiene asegurado ya tres votos de ministros incondicionales a él.
Y si no fuera poco con toda esta presión, hay que recordar que en el INE habrá cuatro consejeros electorales que terminan su gestión y ahí también se ve la mano de quien ordenó destazar al instituto. Veamos, cinco de los siete que seleccionarán a las quintetas en las que el Senado tendrá que escoger a los nuevos consejeros, son afines al partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
No está fácil, se requerirá de más concentraciones y marchas para ejercer presión ciudadana.
Esperemos a que en la SCJN por lo menos se detenga este vil atropello a nuestra incipiente democracia. Lamento parecer pesimista, pero observo que nuestro camino es posiblemente el peor de todos en la historia del México post revolucionario.
Los invito a ver la realidad y a no bajar la guardia, porque de ser así, perderemos completamente las esperanzas de reconstruir nuestra nación.
México está cayendo y no todos se percatan todavía; cuando lo hagan, podría ser demasiado tarde.
¿Qué se necesita para que los jóvenes principalmente se den cuenta y se convenzan de que tienen que abandonar su apatía o sus ansias fanáticas?