Por México Político
Un estudio da luz acerca de lo que sucede en el cerebro de las personas afectadas por covid 19, que refleja los cambios que se observan en la vejez. El análisis reveló cambios cerebrales más extensos en las personas que tenían infecciones graves por SARS-CoV-2 que en las personas no infectadas que habían estado en una unidad de cuidados intensivos o quienes usaron ventiladores como ayuda para respirar.
La publicación en Nature Aging del 5 de diciembre, según la neuropatóloga Marianna Bugiani de los Centros Médicos de la Universidad de Ámsterdam, “abre una plétora de preguntas que son importantes, no solo para comprender la enfermedad, sino también para preparar a la sociedad para las posibles consecuencias de la pandemia (…) es posible que estas consecuencias no estén claras durante años”.
El estudio, que se une una cantidad en aumento de investigaciones sobre los efectos de covid, ratifica lo que otros: que la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 puede causar pérdida de memoria, accidentes cerebrovasculares y otros efectos en el cerebro. Lo novedoso en éste es que podría ser útil para encontrar guía en el tratamiento para estos casos.
Esta investigación está basada en un análisis de docenas de muestras de la corteza frontal del cerebro post mortem, efectuado por Maria Mavrikaki, neurobióloga del Centro Médico Beth Israel Deaconess en Boston, Massachusetts. La región del cerebro usada para el estudio se debe a que está estrechamente relacionada con la cognición. Los resultados son de 21 personas que tenían covid 19 grave cuando murieron y una persona con una infección asintomática al morir.
Estos resultados fueron comparados con muestras de 22 personas sin antecedentes conocidos de infección por SARS-CoV-2. Otro grupo de control estaba compuesto por nueve personas que no tenían antecedentes conocidos de infección, pero que habían pasado un tiempo con un ventilador o en cuidados intensivos, intervenciones que pueden causar efectos secundarios graves.
Lo que Mavrikaki y su equipo descubrieron fue que la inflamación y el estrés estaban más activos en los cerebros de las personas que habían tenido covid grave, que en los cerebros de las personas del grupo de control, mientras que los genes relacionados con la cognición y la formación de conexiones entre las células cerebrales estaban menos activos. Esto comprueba un estudio de Yale de hace un par de años, que describía el deterioro cognitivo después de covid 19 (el cual se puede consultar aquí).
Los científicos también analizaron el tejido cerebral de 20 personas no infectadas: diez de 38 años o menos al morir y diez de 71 años o más. Las personas del grupo de mayor edad tenían cambios cerebrales similares a los observados en personas con covid 19 grave, se encontró al realizar la comparación.
Al tratarse de un estudio informativo, podría guiar el tratamiento de las personas que tienen dificultades cognitivas persistentes después de la covid. Sin embargo está en fase preliminar y deberá confirmarse utilizando enfoques complementarios.
La premisa de Mavrikaki es que los efectos de la covid en la actividad de los genes son causados indirectamente por la inflamación y no por la infiltración viral del cerebro. Con base en esa interpretación, se encontró que la exposición de neuronas cultivadas en laboratorio a proteínas que promueven la inflamación afectaba la actividad de un subconjunto de genes relacionados con el envejecimiento.
Cabe señalar que hay peros en el estudio. Por ejemplo la investigación no pudo controlar por completo la obesidad u otras afecciones que podrían aumentar las posibilidades de una persona de desarrollar covid 19 grave y generar un estado inflamatorio que afecta la expresión génica en el cerebro.
Hay otro cuestionamiento aún no respondido y es si sólo los casos graves se asocian a los cambios de genes, o un covid más leve podría ocasionarlo. Un estudio de cientos de imágenes cerebrales encontró que incluso una enfermedad leve podría causar cambios en el cerebro, incluido el daño a las regiones del olfato y el gusto. Este estudio del Biobanco del Reino Unido puede consultarse aquí. Por lo pronto, de acuerdo con la nota de Nature Aging, a pesar de que ya ha pasado tiempo, no se tiene suficiente evidencia de si los cambios observados en el estudio son transitorios o perdurarán, pues para saber cuáles serán las consecuencias reales aún no se cuenta con las referencias suficientes.
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