Angélica Rendón/México Político
En días recientes, María-Ángeles Durán Heras, recibió el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), debido a su reconocida actividad como feminista académica en España, país del cual es originaria, relacionada con el análisis del trabajo no remunerado, sobre todo en mujeres.
Actualmente presidenta honoraria de la Cátedra UNESCO de Políticas de Igualdad de la Universidad Autónoma de Madrid, Durán Heras aseguró en su conferencia magistral “El cuidado: una frontera entre la economía del intercambio y la donación”, en el Auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades en Ciudad Universitaria que todo aquello que el mercado no ofrece y que el Estado es incapaz de brindar, es provisto básicamente por las mujeres a través de los hogares, como los cuidados.
En el entorno de lo que ha implicado covid 19, pandemia que no se acaba, la catedrática abrió la discusión al señalar en el marco del Día de la No Violencia la contra la Mujer, que “podemos tener una democracia que nos da la igualdad formal, pero quien lleva sobre sus hombros la carga del cuidado de 24 horas multiplicado por 365 días es esa persona, mujer, quien no puede ejercer realmente sus derechos a la igualdad y a la libertad”.
La investigadora alertó que el mundo se enfrentará a una imparable demanda de cuidadores familiares ya que en los años por venir más de una cuarta parte de la población mundial será mayor de 65 años de edad, y estas personas se encontrarán solas. En España, por ejemplo, señaló, “se incrementará esta necesidad hasta en 80 por ciento. Dicha situación no puede seguir recayendo en las mujeres, es un asunto político y ético”, reiteró.
Cuidar es así un asunto fundamentalmente político, ético. A las preguntas de ¿cómo repartimos la carga del cuidado? O ¿quiénes tienen que asumir su derecho a cuidar y a ser cuidados?, respondió: “El más pobre del mundo no es el que tiene menos dinero, es quien necesita que lo cuiden y no tiene quien lo haga”.
La economía del cuidado al final del día si la producen las instituciones está monetizada. “¿Qué hacemos con esto?, ¿cuál será la demanda y cómo vamos a organizar la oferta? No es una cuestión meramente económica, es de valores que queremos que sean prioritarios”, abundó. La inmensa mayoría del cuidado en México y en España lo siguen haciendo las mujeres. Sumamos la doble jornada, porque queremos estar en actividades económicas, en la educación, pero también asumimos el resguardo de nuestros familiares, agregó. Durán Heras indicó que esta situación se ha agudizado por la transformación en el ciclo de vida de los seres humanos, durante el cual “cada año ganamos tres meses de vida”. Ejemplificó cómo la demografía del planeta ha pasado de las “pirámides”, a las “torres”, y hasta simular una “lanza”, en la que los jóvenes eran la base. Por todo esto, la demanda de los cuidados antes se concentraba en la niñez, pero el desafío ha cambiado. Dicha necesidad tiene ahora forma de letra “U”, es alta al principio de la vida, desciende, y vuelve a incrementarse al final y es por ello necesario eliminar la sobrecarga de cuidados en los hogares que realizan sólo las mujeres. Otro tema relevante es que ante la longevidad se debe generar un nuevo derecho a decidir al final de la vida, concluyó.
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