Luis Sunderland Méndez
Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con un amigo oriundo de España y que por muchos años viaja muy seguido por temas laborables a México, teniendo que permanecer con nosotros periodos largos, motivo por el cual ha despertado en él un gran cariño y admiración por nuestra cultura, comida, geografía, sociedad, en fin, por nuestro país. Él ya se siente muy mexicano y eso yo que lo estimo y aprecio, lo agradezco.
Sin embargo, él me lanzó una pregunta que me hizo sentirme mal porque la respuesta me puso en evidencia, al menos así me sentí. Luis, ¿Qué les pasa a ustedes los mexicanos?, le contesté, ¿Por qué?, Me dijo, en mi país, por una de las barbaridades que ha hecho su presidente, hubiera tenido que renunciar y ustedes como sociedad, solo lo comentan y critican en las redes sociales y se quejan, pero viven lo del dicho de que se haga la voluntad de Dios, pero en las mulas de mi compadre.
Intercambiamos varios puntos de vista, pero sin poderlo evitar llegamos juntos al punto de que la inercia de la sociedad es de completa impasibilidad, ya que vivimos quejándonos de la enorme y generalizada corrupción, la inseguridad, de la carestía de alimentos para casi la mitad de mexicanos, de la falta de medicamentos de todo tipo y los que hay, a precios muy elevados, de los pésimos servicios que recibimos por parte de las instituciones gubernamentales, de la entrega del legislativo a los deseos del mismo Presidente, de la complicidad de la Corte y de todo lo que podemos.
El problema es que según mi amigo y yo estoy de acuerdo, la complicidad es de todos, ya que no estamos dispuestos a hacer un esfuerzo e interesarnos por verdaderamente cambiar la inercia. Somos todos los que hemos ido matando la democracia y entorpeciendo el camino para lograr una recuperación.
Nuestra sociedad es dual, unos a favor de recibir las dadivas gubernamentales y otros los que nos sentimos todos los días señalados como los que no queremos ser parte de esta transformación emprendida por Morena. Este partido político que gobierna a casi todo el país, se calcula que tiene 18 millones de seguidores que están convencidos de que López Obrador es el líder que México requiere.
Los que somos señalados como opositores, somos más, si contamos con que el Padrón Electoral es de casi 95 millones de mexicanos, ¿Dónde están esos 77 millones de connacionales a la hora de votar? ¿Por qué nos la pasamos quejándonos y cuando tenemos la oportunidad de que nuestro voto cambie el camino, simplemente no vamos a las urnas? Desde un viaje o un parido de futbol o una simple comida, nos hace casi olvidarnos de ir a votar o nos decimos que para que, si todos son iguales.
Pues ya vimos que no es así, lo que estamos viviendo, no se parece a nada de los que hemos visto en los últimos 50 años. Solo nos concretamos a que cada vez que platicamos con alguien, lanzamos una severa crítica y lo peor es que nos sentimos ya vencidos porque pensamos que ellos son invencibles y eso no es cierto.
Si no dejamos de expresarnos así y de menospreciar a la unión de la sociedad que está en contra con la obligación de unirse para presionar a los partidos políticos a que hagan lo mismo y entre todos crear un adecuado proceso de selección de un candidato al cual apoyemos todos, tendremos a Morena si bien nos va, otros 6 años al frente del Gobierno Federal.
Estamos así, porque nos quedamos callados y actuamos irracionalmente, no vemos que nosotros somos el arquitecto de nuestro propio destino y que los momentos que vivimos son inéditos y que para rectificar la inercia, es necesario llevar a cabo acciones inéditas con un gran esfuerzo y con interés por México.
No caer en los distractores que nos ponen enfrente todos los días y presionar con todo a los medios de comunicación y los partidos políticos para que se sumen a la sociedad que está agraviada.
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