Por Ricardo Burgos Orozco
Lo encontré en las escaleras de una de las entradas a la estación División del Norte. De baja estatura, de unos 40 a 45 años, vestía de manera muy sencilla: playera, pants, gorra y una chamarra en los hombros porque ya estaba haciendo calor al mediodía. A todas las personas que pasaban les pedía dinero para regresarse a su tierra. La curiosidad me obligó a detenerme y platicar con él.
Me dijo que es carpintero, viene de Tapachula, Chiapas, y que está en la Ciudad de México porque “alguien” les prometió trabajo pagándoles cuatro mil pesos mensuales a otros siete compañeros y a él, pero no les cumplieron y se quedaron sobreviviendo. Me comentó que viven en uno de los túneles de la estación San Lázaro; se cuelan en la noche cuando no hay vigilancia.
El acento del hombre parecía más centroamericano que chiapaneco y por eso le insistí si no era de Guatemala o El Salvador. Me contestó que es de Chiapas, de un lugar llamado Puente Santa María, pero busqué en internet y no existe un sitio llamado así. Le señalé que en Tapachula especialmente vive mucha gente de América Central que han migrado a México, pero el rehuyó y me empezó a hablar de Tuxtla Gutiérrez y cómo llegan migrantes de otros países.
Cuando le pregunté su nombre, de inmediato respondió: me llamó Pedro Pérez. Unos minutos después le platiqué que en la Ciudad de México es muy difícil poder trabajar porque hay mucha competencia, pero me dijo que él es contratista certificado, sacó una credencial donde estaba su foto y el nombre Domingo Rodríguez ¿Se llama Pedro o Domingo? Bueno, me dicen Pedro, Pedrito, los amigo, pero tengo mi acta de nacimiento si quiere verla, mañana se la traigo.
Pedro o Domingo vive con sus padres en Tapachula. No es casado, ni tampoco ha tenido hijos, según mi misterioso entrevistado. Puso cara triste cuando recordó que hace apenas unos meses se murió su abuelita, también de Tapachula.
Dijo que le está echando muchas ganas para poder regresar lo más pronto posible, aunque según él tiene apenas dos semanas en la Ciudad de México junto con sus otros siete compañeros. En el momento en que charlaba con él, le pidió al mismo tiempo, dinero a una señora que pasaba y ella molesta le contestó ¡Oiga, ya póngase a trabajar, no sea flojo, aquí tiene muchos meses pidiendo!
¿Tiene 15 días o varios meses aquí? Le pregunté. De verdad, patrón, tengo dos semanas con mis compañeros, no sé por qué la mujer me dijo eso. Y así se han portado mucha gente ingrata conmigo cuando les pido su cooperación. Hace rato fui con una señora que tiene cerca un puesto de caldos de gallina, y no me quiso dar un taquito gratis, se quejó.
El hombre me comentó que además de División del Norte también pide dinero en las estaciones Jamaica, Centro, Candelaria y San Joaquín. No puede entrar a los pasillos del Metro porque lo sacan los vigilantes; por eso tiene que colocarse en las escaleras de las entradas.
Quiero enseñarle mi acta de nacimiento para que vea que sí me llamo Pedro, pero ojalá pudiera ayudarme con algo para regresarme a Tapachula. Si usted me ayuda, yo ya me regreso a mi tierra ¿Cuánto me puede dar? Me suplicó antes de despedirme.
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