China Railway ofrecía un contrato ventajoso pero fue vetada desde la Sedena.
Curiosa la dinámica diaria del titular de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons. Es habitual que sus dichos en público y sus acciones en privado no se condicen y la explicación recurrente es que en realidad todo lo referido al Tren Maya está controlado por la Sedena, especialmente las contrataciones y licitaciones.
Jiménez Pons había invitado ya desde enero a China Railway a participar de la licitación por la venta de material rodante del Tren Maya. Sin embargo, los militares intervinieron y la orden desde la Sedena es que esa licitación no contemple al gigante chino.
Es entendible: los militares no quieren conflicto con Estados Unidos, donde alertan que detrás de cada obra de envergadura en realidad está la intención de Beijing por ganar terreno geopolítico en América Latina. Y lo mismo sucedería con Rusia.
Por cierto: ¿Es casualidad que en tan solo 48 horas se le retiró un campo de exploración de petróleo a Gazprom – obtenido en el sexenio anterior- y en paralelo se suspendieron los pagos de Pemex a la firma DEA? Esta empresa tiene sede en Hamburgo pero es controlada por un fondo de inversión cercano a Vladimir Putin.
El poder de los militares en la actual administración se entrelaza con los acuerdos geopolíticos del Pentágono y permea a todas las secretarías.
La advertencia que realizaron desde Sedena a Fonatur es que la propuesta de los chinos generaba desconfianza porque prácticamente estos “regalaban” la tecnología para el material rodante. Cada oferta ventajosa es vista ahora como una injerencia encubierta y sutil.
Fuente: LaPolíticaOnline